martes, 25 de agosto de 2009

Entre sueños

Desabotonas mi blusa lentamente, al mismo tiempo pero algunos instantes después, cae tu camisa de su sitio; la ropa de ambos queda en el suelo y nos entregamos a la pasión.

Aún medio dormida veo las imágenes entre cortadas de nuestro encuentro. Para mi desgracia, me doy cuenta una vez más de que estoy sola, no dejo que esto me abata, y con los ojos cerrados recuerdo mi sueño hasta llegar al orgasmo.

Llego al trabajo y sólo te busco con la mirada, al verte, simplemente, recuerdo.

Un deseo constante es el que me inunda, unas ganas enormes de tenerte en mis brazos, de ser tuya una y otra vez, de que seas solamente mío.
Lástima que ni siquiera sabes de mi existencia.

Con unas pocas lágrimas en los ojos trato de pensar en lo que me gustaría que fuera, al menos creo que me gustaría; después de todo no hay mejor partido para mí que tú.

Quisiera que tan solo voltearas a verme, que supieras de mí. Si pudiera hacer algo te juro que lo haría.

La noche pensando en el día siguiente fue interminable, apenas dos horas de sueño pude tener, pero por fin la decisión está en mi cabeza, hoy será el día.

Entras a tu oficina sin mirar a nadie, mis ojos te siguen vigilantes hasta que cierras la puerta.

Silenciosamente sigo tus pasos y entro a donde te encuentras

-Buenos días jefe, desde hace tiempo estoy enamorada de usted.

Disparo a mi cabeza con el arma que nunca creí usar.

Te quedas atónito y sin saber que hacer.

¡Lo conseguí, me viste, te fijaste en mí... ya sabes quién soy!

1 comentario:

suspiros dijo...

que drático, no po´días sólo armarte de valor? total, renunciabas y ya no? jaja