lunes, 24 de agosto de 2009

"La Despedida"

Este es un pequeño fragmento de un capitulo del libro "La Despedida" de Milan Kundera. Desde que lo comenzé a leer me atrapó, cuando llegué al final de esta parte comprendí por qué.

Ruzena ve las varices en sus muslos. Cuando se inclinó sobre ella, advirtió que sus cabellos canos y ondulados eran escasos y que por debajo se veía la piel.

Sí, Berlef era un cincuentón, un poco barrigudo incluso, pero a Ruzena no le importa. Al contrario, su edad ilumina con radiante luz la juventud de ella, hasta ahora gris e inexpresiva, de modo que se siente llena de vida, siente que está al comienzo mismo de su camino.

En su presencia, descubre de pronto que aún será joven durante mucho tiempo, que no tiene por qué darse prisa ni temer el tiempo. Berlef vuelve a sentarse junto a ella, la acaricia y ella tiene la sensación de que, no sólo está escondida en el tranquilizador roce de sus dedos, sino que también en el consolador regazo de sus años.

Y luego, de repente se pierde, atraviesan por su cabeza las confusas imágenes del primer intento de sueño. Vuelve a despertarse y le parece que toda la habitación está inundada por una extraña luz azul. ¿Qué extraña radiación es esa que nunca ha visto? ¿Acaso ha descendido la luna hasta aquí, envuelta en un manto azulado? ¿O sueña con los ojos abiertos?

Berlef le sonríe, y sigue acariciándole la cara.

Y ella cierra ahora ya definitivamente los ojos llevada por el sueño.

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